Sí, protesto o me quejo, o
pataleo...o lo que sea. Y no lo hago por el vicio de quejarme o de protestar,
sino porque hay días que me sacan de quicio y me entran ganas de gritar y de
cantarle a más de uno las cuarenta. Pero no es cuestión de andar gritando por
la calle como una loca, porque aparte de no hacerte ni puñetero caso encima te
toman por loca. Aunque hay cosas en esta vida que nos son para menos.
Pues ya ves, aquí voy a estar protestando y
quejándome de todo lo que se me ocurra.
¿Ah, que no te lo crees? pues ya
verás.
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