Realmente somos vanidosos hasta el ridículo. Ridiculez que afecta a todas las capas sociales, no se libra nadie. Me pregunto que pensará cada uno cuando ve las fotos del resto. Mejor no imaginarlo. A mí me cansan desde luego.
Hay quien retoca la fotografía eliminando arrugas de aquí y allá, adelgazando un poco la cara; a veces tanto que parece el cuadro de "El grito" de Edvar Munch. Y el misterio se desvela tres selfies a continuación en la que se te ve una cara de pan que no puedes con ella. Un poco de sentido común, es lo que nos hace falta.
Y aunque en la foto salga uno con las ojeras hasta el suelo y los pelos revueltos como si hubieras metido los dedos en un enchufe siempre habrá quien te diga lo guapo o guapa que estás. Hay que ser mentiroso, o ciego, o las dos cosas.
Pues sí me aburre el postureo una cosa mala, pero habrá que aguantarse hasta que se aburran ellos de hacer el tonto, pero me da a mí que esto va para largo ¡Cansinos!
Imagen: Pixabay.com
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